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La soledad no es solo falta de gente

La soledad no es solo falta de gente

A veces la soledad está en un cuarto de hotel cinco estrellas, en el ruido de los billetes, en el silencio después de una noche loca y en el taxi a la madrugada, cuando vuelves a casa y la ciudad ni sabe quién fuiste esa noche.
Ser escort no es solo verse bien, tener carisma o saber cómo actuar.
Es sentir cosas difíciles que nadie sube a Instagram.

No vamos a endulzar las cosas ni tirar clichés tipo “ámate más” o “medita antes de dormir”.
Acá te cuento de frente cómo manejar la soledad cuando estás en un trabajo donde todos te miran… pero casi nadie te ve de verdad.


El tema que todos piensan pero nadie dice

En el escort sos actriz.
A veces la femme fatale, otras la nena ingenua, o simplemente la compañía.
Te ven un papel, no a vos.
Y eso aísla un montón.

La soledad no es porque estés sola, sino porque la gente no conoce quién sos realmente.

No podés contarle todo a una amiga, capaz ni entiende.
No todos aceptan tu laburo.
Y la familia, ni hablar.

Con el tiempo te cerrás.
Sentís mucho pero no podés soltarlo.
Esa soledad que te consume despacio es la peor.


1. Ten tu “detrás de escena”

Separar el trabajo de la vida es clave.
No es solo cambiarte de ropa después de un cliente, sino sacarte el personaje de verdad.

Como sacarte una máscara.

Ten tu ritual: música que te guste, una ducha, un diario, algo que te diga “acá sos vos”, no la persona que le mostraste al cliente.

Eso te devuelve el control. Y controlar es no perderte entre los personajes que vendés.


2. Busca a los tuyos, los de verdad

La soledad también viene porque siempre tenés que filtrar lo que decís.

Encontrar a alguien con quien puedas hablar de igual a igual no es lujo, es necesidad.

Hay grupos cerrados, foros anónimos, chats donde otras chicas comparten sin miedo.

Ahí podés escuchar “a mí también me pasa” y sentir que no estás sola.

No necesitás mil amigas, basta con uno o dos que te conozcan sin máscaras.


3. Aprende a estar sola, no solitaria

Estar sola no es estar solitaria.
Hay una gran diferencia.

Estar sola es saber qué querés, qué te hace bien, qué te carga las pilas.

En este trabajo, donde sos para todos, es vital encontrar momentos para vos.

No como obligación de “autoayuda”, sino como necesidad real de estar sin roles.

Salí a una cita con vos misma: tu comida favorita, una peli, un paseo, música.

No suena glam, pero funciona.

Vas a empezar a sentirte real. Sin cliente ni meta, solo vos.


4. No cargues todo sola. Ir a terapia no es debilidad

Hablemos claro: este trabajo es agotador emocionalmente.

Aunque los clientes sean buena onda, paguen bien y sean educados, siempre estás adaptándote, leyendo la situación, cuidando la imagen.

Eso cansa.

Ir a terapia no es “estar mal”, es cuidarte.

Es como el gym para la cabeza, un spa para el alma.

Busca alguien que entienda de límites, estrés y agotamiento.

Con que sea empático y te deje respirar, alcanza.


5. Los límites son tu escudo

Cuanto más claros tus límites, menos soledad vas a sentir.

¿Por qué?

Porque si no los tenés, te usan, te manipulan, y perdés dónde terminás vos y empieza el otro.

Aprendé a decir “no” sin culpa ni excusas.

No aceptes cosas que te bajonean, aunque paguen mucho.

No es capricho, es amor propio.

Cuanto más te respetes, menos sola vas a estar.


6. No busques aprobación afuera

Muchos caen en la trampa de pensar: “si más me quieren, más valgo”.

Likes, halagos, cenas carísimas…

Todo eso es fácil confundir con atención real.

Pero cuando eso se va, es como si no existieras.

Es energía pasajera.

Lo que importa está adentro.

Debés sentir que valés por lo que sos, no por lo que otros quieren de vos.

Aunque nadie se entere.


7. Tené una “segunda vida” fuera del escort

Una gran estrategia es tener una vida paralela a la profesión.

Hobbies, estudio, arte, viajes, voluntariado.

Lo que sea que te recuerde que sos más que un servicio.

¿Por qué?

Primero, te hace sentir completa, no atrapada en un solo rol.

Segundo, te da un propósito que no depende de clientes ni plata.

Eso te protege.

Eso te nutre.

Eso baja la soledad porque estás viviendo, no solo trabajando.


Para cerrar…

Ser escort es un trabajo al límite.

De emociones, moral y límites.

Pero la soledad no es obligatoria.

Se puede trabajar y vale la pena.

No tenés que ser súper mujer.

No tenés que cargar todo adentro.

A veces basta con que empieces a ser buena con vos misma.

De verdad.

No para lamentarte, sino para ser tu aliada.

Porque si alguien tiene que estar siempre con vos, esa sos vos.

Y vos no sos tu enemiga.