Mi Aventura en Praga: Relatos Irónicos de Escorts, Masajes y Strippers
Algunas ciudades piden ser exploradas. ¿Praga? Te invita a perderte en sus rincones, sus curvas, sus seducciones silenciosas. Supongo que yo hago lo mismo.
No soy para todos. Soy para el hombre que no quiere ruido, sino tensión. No actuación, sino presencia.
No me encontrarás en el centro de atención. Prefiero la luz de las velas. Una habitación suave. Respiración lenta. Aceite tibio en tu piel y mis manos siguiendo la historia que tu cuerpo cuenta sin hablar. Un masaje cuerpo a cuerpo en silencio, no para relajación, para despertar. Del tipo que perdura.
Y cuando bailo, no es un espectáculo. Es un lento desplegarse. Un momento privado, solo para ti. Me encanta cuando miras, no por hambre, sino por curiosidad. Ahí es cuando me muevo mejor. Ahí es cuando me tomo mi tiempo.
Para noches que se extienden demasiado o son demasiado solitarias, ofrezco más que compañía. Ofrezco calma. Soy el tipo de compañera sensual que se funde en el momento, sin forzarlo. Un vaso de vino en el casco antiguo. Pies descalzos en sábanas suaves. Tus pensamientos, finalmente en silencio.
No repito. No finjo. Y no olvido a los que me ven.
Escríbeme si entiendes que los mejores momentos en Praga no ocurren en el mapa. Ocurren detrás de puertas cerradas, con alguien que sabe exactamente cuándo hablar y cuándo quedarse cerca sin decir una palabra.


